Altas Capacidades: Más Allá del Mito del «Niño Superdotado»
16 de octubre de 2025Altas Capacidades: Más Allá del Mito del «Niño Superdotado»
16 de octubre de 2025“¿Cuándo la timidez infantil necesita atención profesional?”

La timidez es un comportamiento natural del ser humano que puede manifestarse a lo largo de toda la vida. En cada etapa existen situaciones que la provocan, aunque resulta más frecuente durante la infancia.
Con la repetición y la adaptación a determinadas situaciones personales o sociales, es posible ir superando gradualmente los momentos en los que la timidez nos afecta.
La timidez infantil suele disminuir con la edad, pero superarla es un proceso personal. El entorno familiar, el acompañamiento, el fomento de la autoestima y la aceptación del error contribuyen a que los niños afronten con naturalidad situaciones complejas o difíciles, que muchas veces surgen por falta de experiencia o confianza.
La timidez se manifiesta de manera diferente según la etapa de desarrollo. Las situaciones que la generan en la infancia difieren de las de la adolescencia y de la adultez. No existe una causa científica única que explique la timidez, ni orgánica ni emocional; cada persona tiene un nivel propio de timidez, que no es ni bueno ni malo. Sin embargo, cuando la timidez es extrema puede convertirse en un problema.
Se considera timidez patológica cuando un niño se ve incapaz de afrontar ciertas situaciones por sí mismo, mostrando retraimiento, autoaislamiento y baja autoestima. Esto puede afectar su desempeño académico, impidiéndole participar en clase y generando ansiedad, tartamudeo, sudoración, náuseas o palpitaciones. Si no se interviene, la timidez intensa puede evolucionar hacia una fobia social en la adultez. En estos casos, es fundamental acudir a profesionales de psicología infantil. Instituto Alcaraz dispone de recursos especializados para su atención.
Más allá del tratamiento profesional, acompañar al niño implica generar confianza y seguridad. El ejemplo de los padres es clave: si afrontan con naturalidad situaciones sociales, los niños tienden a imitar estas conductas positivas. Es importante no forzar al menor a actuar en situaciones para las que no está preparado, pero sí ofrecerle oportunidades para tomar decisiones y actuar con autonomía. La sobreprotección, aunque bienintencionada, limita su desarrollo.
Los refuerzos positivos y el reconocimiento de cada avance son esenciales. Debemos evitar etiquetas como “muy tímido”, ya que pueden reforzar la percepción de limitación del niño. En cambio, hay que animarlo, sin presionarlo, a superar sus miedos sociales y relacionarse con los demás.
Incluso en los casos más severos, la timidez es un proceso evolutivo y de crecimiento personal. Hablar con el niño sobre cómo interactuar con los demás, la importancia relativa de la opinión ajena y la necesidad de aceptarse y valorarse es clave para afrontar los desafíos que la timidez puede generar, sin imponer un modelo uniforme de comportamiento, respetando la individualidad de cada niño.


